Escó es uno de aquellos pueblos que sufrieron un abandono forzado por la instauración del Plan Hidrológico llevado a cabo por Franco durante los años 50-60.
Los primeros indicios de esta población se hallan en la Edad de Bronce. En el primer milenio a. C. tanto los jactamos como los vascones ya utilizaban las tierras. A partir del siglo VI a.C existió una oleada de celtas belgas que se asentaron en la zona, los susessetanos como se relata en la página web del pueblo www.deesco.org.
Existen también restos de una villa romana en este asentamiento con una población abundante durante los siglos I a IV, después no existe ninguna referencia hasta el siglo X. El punto estratégico donde se sitúa el pueblo, Canal de Berdún, promovió el paso y el afán de conquista de monarcas musulmanes, navarros y aragoneses.
Este pueblo se sitúa en la comarca de la Jacetania, Zaragoza, Aragón, junto al pantano que sembró su muerte, el pantano de Yesa y en las proximidades de Sigüés. En la década de los 60 la mayor parte del pueblo fue expropiado (junto con los de Ruesta y Tiermas) para la construcción del embalse de Yesa, con lo que el pueblo inició su obligado declive.
A pesar de su situación y su lamentable historia, Escó que fue el pueblo mas pequeño de los tres nunca llegó a quedarse totalmente deshabitado, algunos de sus antiguos vecinos conservan algunas construcciones para el ganado y el almacenaje de diferentes herramientas. Tres calles forman el despoblado, a lo largo de estas se repartían unas 60 casas.
El pueblo era autosuficiente ya que gozaba de buenos y extensos huertos donde ahora se halla el embalse. La comunicación era notable a partir de los años 50, habiendo autobuses que permitan a los vecinos ir a Sangüesa a realizar compras.
La expropiación forzosa en 1953 hizo que los pelaos (como se conocía a los vecinos de Escó) tuviesen que abandonar las tierras que durante muchos años habían otorgado un estilo de vida apacible a los vecinos. Los escotados que se fueron y sus descendientes se reúnen cada año el día 1 de mayo para celebrar un día de confraternización en la ermita del pueblo dedicada a la Virgen de las Viñas.
Actualmente, Casa Guallar es la única que permanece abierta en Escó, el resto del pueblo está abandonado y en ruina, lo que ha llevado a muchos a utilizarlo como escenario para producciones audiovisuales