Mazalete es un despoblado medieval que se encuentra en la provincia de Soria y que pertenece al pueblo de Cihuela.
Entre campos de cultivo aparece un tímido cúmulo de piedras que poco a poco, vuelven a la tierra de donde salieron. Pequeñas formas geométricas conforman el núcleo de este asentamiento.
Descrito como Granja de Mazalacete, aparece descrito en un informe del siglo XVIII del geógrafo Tomás Pérez. En este informe, atestigua el encuentro de un tesoro en la zona de las Hoyas, topónimo árabe que daba nombre a la zona donde se asentaba el poblado.
Tras la reconquista y la posterior entrega al Obispo de Sigüenza, la herencia se repartió entre tres hermanos quedando varias pedanías abandonadas, a saber: Albalate (granja de Cihuela), Mazalacete (granja de Cihuela y Yelo, caserío de Deza).
Este histórico asentamiento aparece mencionado también como Mazaracete. Llegó a albergar un oratorio dedicado a Nuestra Señora de Mazalacete aunque se desconoce el paradero de ésta.
Parece que el pueblo albergó vida hasta finales del siglo XIX. Para entonces, tanto la capilla como el palomar estaban ya derruidos y en alguna de las edificaciones todavía se producía grano y vino.
La edificación más importante de la que solamente quedan los cimientos es la atalaya islámica de Mazalacete o Mazaracete. Ante ella, encontramos un cartel donde se nos explica que:
“Antes de su conquista por los castellanos, esta zona había sido la frontera entre el mundo islámico y el cristiano. Durante el periodo Califal (siglo X d.C.) centralizado en Córdoba, se establecen una serie de distritos fronterizos (Targ o marcas) en las áreas más expuestas a los ataques de los cristianos. En ellos prima la organización militar del territorio por lo que se construye una red de fortificaciones para su defensa. Además de los grandes núcleos fortificados como Ágreda, Deza o Peñalcazar, surgen una serie de torreones de planta rectangular rodeados por una barrera especialmente abundantes en el valle de Rituerto – Bajo Araviana.
Finalmente se construyeron pequeñas atalayas de planta ciercular que servían para informar sobre las incursiones del enemigo a los principales castillos y poblaciones.
Cerca de la granja de Mazalacete (Cihuela), hoy abandonada, se encontró fortuitamente en 1956 un tesoro con 799 monedas islámicas. Las monedas procedían de diferentes reinos de taifas peninsulares y algunas acuñadas en Sicilia por el Califato Fatimí egipcio. Se debió esconder con la caída de Toledo en manos castellanas pues las monedas mas modernas están acuñadas en el año 1075. Hoy se encuentra en el Museo Arqueológico Nacional.”